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Dicen que las joyas son el complemento ideal para dar ese toque de distinción que toda mujer busca a la hora de lucir un look perfecto. Otros, sin embargo, dicen que las joyas son, más que un accesorio, un estado de ánimo que define a la persona que las luce. Y desde Herencias estamos muy de acuerdo con ambas opiniones; ¿Acaso hay algo más especial para una mujer que sentirse única, diferente a las demás y capaz de conquistar el mundo?

Recorriendo nuestro escaparate de productos puedes apreciar la exquisitez de los materiales con los que confeccionamos nuestras creaciones. Desde preciosas piedras naturales, pasando por elegantes engarces, hasta elaborados baños en oro, rodio y latonado. Y, precisamente, de la técnica del baño queremos hablar hoy en este artículo.

Elena Santamaría es la diseñadora de las exquisitas piezas de Colección Herencias. Basta un paseo por el escaparate para dejar volar la imaginación, para fantasear con las mil y una ocasiones en las que lucirlas. Así, Elena se permitió soñar y con mucha ilusión y esfuerzo inició este proyecto llamado “Herencias”. Cada día se pone a trabajar pensando en la mujer elegante, sofisticada y femenina que brillará con sus creaciones. Y porque Elena ha hecho de su pasión, su trabajo, hemos querido conocerla más de cerca.

La Naturaleza nos ha demostrado que es la madre de la producción en cadena. Cada animal y planta se divide en distintas especies, y a partir de esta distinción, crea nuevos seres siguiendo un patrón. No obstante, cada una de sus creaciones tiene un toque personal e intransferible: no es 100% exacto a su semejante. En Colección Herencias nos hemos inspirado en la Naturaleza para diseñar piezas que, aún siguiendo un mismo patrón, rezuman exclusividad y personalidad.

No hace mucho dábamos la bienvenida a la primavera; esos primeros rayos de sol que tanto reconfortan, esas flores que empiezan a lucir las calles de la ciudad y esa sensación de que el día tiene más horas de luz de las que disfrutar al aire libre. En definitiva: felicidad, frescura y libertad, aunque sea solo por haber guardado en el fondo del armario la bufanda y el abrigo hasta el año que viene.

El tiempo, como con el vino, hace de la bisutería algo único, exclusivo y con carácter. Piezas cuya personalidad vence los años, piezas que las modas recuperan y devuelven al mundo, como hace la resaca con todo lo que un día se perdió en el mar. Porque, en un mundo tan saturado de ideas, la mejor ideas es renovar, renovar las viejas tradiciones, costumbres, hábitos, tendencias, etc. Estas “viejas glorias” renovadas no son lo que llamaríamos una moda anticuada. Hasta ese término se ha reciclado. Ahora no es anticuado, es vintage.